CONFORT EN ARQUITECTURA

Cuando hablamos de confort,  se nos viene a la mente palabras como bienestar…comodidad…, etc, que se pueden manifestar en diferentes ámbitos de la vida. Pero si nos ceñimos al ámbito de la arquitectura, ¿qué queremos decir con confort? Es una sensación de bienestar que solemos relacionar con la psique humana, pero que tiene sus orígenes en la física del ambiente que nos rodea, como por ejemplo la humedad,  la temperatura de las superficies,  el aire interior, las corrientes de aire, etc.

En este artículo vamos a abordar los condicionantes para que un edificio tenga confort. Si conseguimos acondicionar la vivienda sin necesidad de mecanismos externos, será más sencillo conseguir esos parámetros de confort.

Definición de confort

Para la definición del confort, nos centraremos en el bienestar físico, dejando a un lado otras definiciones paralelas. Diremos «confort higrotérmico», cuando se dan las condiciones de temperatura, humedad y movimientos del aire óptimos a la actividad que estemos desarrollando.

En este sentido también influirá mucho la ropa que llevemos puesta. El cuerpo humano produce calor, lo intercambia con el ambiente que lo rodea y si existe un confort-higrotérmico, los mecanismos fisiológicos termorreguladores no tendrán que intervenir, es decir estaremos en confort, termorregulación natural.

Dos ejemplos conocidos, pioneros sobre el estudio del confort higrotermico son los climogramas de Olgyay y el de Givoni.

El climograma (Carta bioclimática) de Olgyay, es un diagrama en el que se representa la humedad relativa y la temperatura como condiciones básicas que afectan a la temperatura sensible del cuerpo humano.

Climograma-Olgyay

El de Givoni es un Diagrama psicrométrico donde traza una zona de confort higrotérmico para invierno y verano en base a el Índice de Tensión Térmica (ITS) para delimitar la zona de bienestar.

climograma givoni

Ambiente interior

El ambiente interior es la atmosfera de la edificación. El ambiente interior viene determinado por los materiales y métodos de construcción y determina a su vez en gran medida la calidad de vida en el interior de un edificio y sus efectos biológicos. En un edificio, tan importante como una buena distribución o una buena organización, es tener un buen confort, puesto que ello influirá en nuestro bienestar, rendimiento y salud.

Como ejemplo y contraste de ello, tenemos el síndrome del edificio enfermo, que según la OMS (organización mundial de la salud) es un conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire en los espacios cerrados.

Los cuatro grandes factores interiores que condicionan el ambiente interior de los edificios son, temperatura, humedad, el aire y el electroclima.  Aunque en este artículo no lo desarrollaremos el electro clima también será un factor determinante (campos eléctricos alternos y continuos, campos magnéticos alternos y continuos, ondas electromagnéticas, Ionización-carga electrostática). Para informaros del electroclima os recomiendo visitéis la página de BIHHO-especialistas en mediciones y proyectos de biohabitabilidad.

A menudo pensamos que el ambiente de nuestros pueblos y ciudades es peor que el de los interiores de nuestros edificios, y por ello cerramos las ventanas para protegernos del ambiente exterior. Cuidado! Quizá tengamos al enemigo en casa…Un mal confort higrotérmico, por culpa de los materiales, sistemas constructivos, instalaciones o mobiliario puede tener efectos físico-psíquicos y generarnos resfriados, alergias, dolores de cabeza, bajo rendimiento, etc. En cambio los efectos de un buen confort serán sensación de bienestar, buena respiración, buena concentración, etc.

Temperatura

Al hablar de temperatura, tendremos en cuenta tanto la temperatura ambiente como la temperatura superficial de los materiales.

El intercambio de calor en el cuerpo humano se produce por conducción, convección, radiación y transpiración, siendo el 40-60% del total solo en radiación. Esto nos indica lo importante que es en calefacción utilizar un sistema radiante unido a que la temperatura superficial de los materiales que nos rodean sean altas, es decir que tengan una conductividad térmica baja (λ).

La sensación de confort se dará si mantenemos como norma, que las paredes y suelos estén entre 2ºC más fríos y 5ºC más calientes que la temperatura ambiente.

Si la temperatura superficial de las paredes y suelos es mucho más baja que lo citado en el párrafo anterior, necesitaremos una temperatura interior mayor que los 20ºC que se recomiendan. Recordemos que el incremento de 1ºC supone un aumento del 5-6% en la factura de calefacción, por ello es importante no menospreciar la sensación térmica del cuerpo.

En climas fríos, será muy importante tener un suelo cálido mediante materiales que tengan una conductividad térmica baja, por ejemplo un suelo de madera (λ=0,13W/mK), en el que es  agradable imaginarse descalzo. En el caso contrario, en climas cálidos, buscaremos materiales que tengan una conductividad térmica mayor, como por ejemplo una baldosa cerámica (λ=1,30W/mK) para dar sensación de enfriamiento.

Madera-confort

Temperatura superficial de las ventanas

Las ventanas y la temperatura superficial también son un punto importante para el confort. Las pérdidas de calor a través de éstas es algo ya conocido, pero hay otra cuestión que me gustaría recalcar. En ventanas con transmitancias térmicas altas (U), es decir, térmicamente deficientes, la temperatura superficial del vidrio y del marco es mucho más baja que la temperatura superficial del muro y se crean corrientes por diferencias de temperaturas. Las corrientes son una de las causas que rompe el confort térmico.

Como ejemplo os contaré, que con una temperatura exterior de 0ºC, en un vidrio simple tendríamos una temperatura superficial de 4,9ºC, en cambio en un vidrio triple la temperatura superficial seria de 17ºC. Son dos casos de composición de vidrio en el que podemos ver la influencia que tendrá en el confort.

Temperatura-superficial

Humedad

La humedad atmosférica interior óptima, está entre 40-60%, pero recalcaré, que es más importante evitar el exceso que la escasez de humedad. E aire húmedo produce sensación de fatiga, genera a menudo malos olores y favorece el desarrollo de parásitos domésticos y microorganismos insalubres como moho, hongos y bacterias, y también puede causar daños en el edificio.

La humedad atmosférica baja, favorece por una parte en la formación de polvo y hace que estas partículas estén en suspensión en el ambiente, y por otra favorece la carga electrostática de materiales sintéticos. Por eso muchas veces, se relacionan enfermedades como resfriados, garganta seca, sequedad de ojos etc, con la humedad atmosférica baja.

La humedad atmosférica de nuestros edificios dependerá entre otros factores, de la temperatura del aire interior y de las superficies, tipo de calefacción y del tipo de materiales utilizados. Si utilizamos materiales higroscópicos, éstos regularán la humedad y al mismo tiempo evitarán las condensaciones por su capacidad de difusión del vapor de agua. Como ejemplo tenemos todos los materiales de origen natural no sintético.

Aire-Ventilación

Por último hablaremos de la ventilación y del aire interior en los edificios. Una buena ventilación favorece el confort, tanto en cantidad como en calidad. En los ambientes interiores que residimos, no deberíamos de sobrepasar el contenido de CO2 en más del 700 ppm (partes por millón). Para que nos hagamos una idea, una sala de reuniones mal ventilada puede tener 6.000ppm de CO2, o un dormitorio antes de ventilar a la mañana 3.500ppm.

Una buena ventilación ayudará a mantener una humedad óptima y controlará las posibles condensaciones. Para que se pueda hacer una buena ventilación, la temperatura exterior deberá estar 5ºc por debajo de la interior, para que exista un intercambio de temperaturas.

Confort-ventilación

Debemos diferenciar entre la ventilación y las filtraciones del aire. La ventilación se realiza por acción nuestra, bien sea de forma natural, hibrida o mecánica, con un control y periodicidad que nosotros controlamos y marcamos. En cambio las filtraciones de aire, son huecos que por la mala ejecución o por los sistemas o elementos constructivos y que no podemos controlar. Por ello será muy importante minimizar estas filtraciones (cajas de persiana, encuentros de muro con ventanas, pasos de instalaciones), ya que a parte de las pérdidas de calor, pueden provocar condensaciones y corrientes de aire.

Por lo tanto, hemos visto como la sensación de confort higrotérmico tiene un porqué detrás, unos condicionantes físicos, y que dependerá de la atmosfera o microclima que creemos en el interior de los edificios.

 

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